COLLARES RUMIA
La incorporación del sistema de collares con medición de actividad y rumia representó otra decisión trascedental para alcanzar mayores niveles de eficiencia productiva.
Se trata de tecnología que consiste, básicamente, en la colocación en cada animal de un collar que contiene un sensor de movimiento, un microprocesador, una memoria y un micrófono especialmente desarrollado para detectar los tiempos de rumia de la vaca, el ritmo de masticación y el tiempo transcurrido entre bolos alimenticios que circulan por el esófago.
También registran el índice de actividad general que cuantifica todos los movimientos de los animales y la intensidad de los mismos. Este monitoreo permanente de la actividad y de la rumia, permite identificar picos y también detectar caídas en las mismas, lo que puede revelar problemas sanitarios, desórdenes nutricionales, trastornos metabólicos, estrés o celo.
Gracias al software adecuado y por medio de algoritmos, es posible detectar y registrar los patrones de comportamiento de cada vaca a lo largo de las 24 horas del día, durante los 365 días del año.
Si bien esta tecnología no diagnostica la enfermedad que padece el animal, sí permite reducir la población a controlar. Son los veterinarios los encargados de monitorear y diagnosticar el problema, realizando la correspondiente interpretación de los datos que brinda el sistema.
En cuanto a la detección de animales en celo, gracias a la incorporación de estos collares, en el establecimiento se alcanzaron en el último año tasas de inseminaciones del 67%, tasas de preñeces del 24% y tasas de concepciones del 36%.
La mortandad en vacas adultas se redujo del 12 al 6% entre 2011 y 2013.
Además, este sistema alivia la labor de los operarios, quienes evitan malgastar esfuerzos en observación rutinarias que no siempre se realizan en buenas condiciones climáticas (lluvias, calores, frío, etc.), y que restan tiempo para tareas fundamentales como la inseminación y el tratamiento de los animales enfermos.