HISTORIA

 

Una historia de esfuerzo

Sobre finales del siglo XIX, no se vivían tiempos fáciles en el norte de Italia. Por ese motivo y como tantos otros habitantes de la región del Piamonte, Pedro Chiavassa decidió emigrar en 1881 hacia la Argentina, una tierra por entonces promisoria.

Junto a su familia se afincó en la zona donde hoy se sitúa el pueblo de Carlos Pellegrini, en el centro-oeste de la provincia de Santa Fe. Desde un principio, se dedicaron a la actividad agropecuaria.

Los registros históricos revelan que ya en 1924, Domingo Chiavassa, hijo de Pedro, era productor de leche en un tambo ubicado apenas a cinco kilómetros del sitio donde los integrantes de la tercera y cuarta generación argentina de la familia llevan adelante uno de los establecimientos lecheros más modernos y eficientes del país y del resto de Latinoamérica.

El esfuerzo de Domingo no fue en vano. Su hijo Leonisio continuó con este arduo trabajo, contribuyendo a fortalecer las bases del establecimiento actual.

Desde 1982, Carlos Chiavassa -uno de los nietos de Domingo-, comenzó a gerenciar la empresa. Pocos años después, se fueron sumando su esposa Pini y sus cuatro hijos (Cristian, Soledad, Cristóbal y Rocío), lo que representó un momento clave en la historia del establecimiento. De esa manera, nació el “Grupo Chiavassa”, una empresa familiar donde cada uno de sus integrantes cumple un rol específico en busca de objetivos comunes.

En 2010 se produjo un hecho clave en el desarrollo empresarial: la puesta en funcionamiento del primer sistema rotativo de ordeñe interno de la Argentina. Conocido popularmente como “tambo calesita”, contó desde un principio con toda la tecnología necesaria para el seguimiento individualizado del rodeo, lo que permitió mejorar la eficiencia de trabajo e incrementar la producción.

A partir de entonces, se fueron sumando inversiones esenciales en materia de control y bienestar animal, genética, recursos humanos, nutrición y gerenciamiento.